
El dinero es la razón más frecuente por la que uno discute en el matrimonio. De cada diez parejas, siete no están de acuerdo con sus asuntos financieros. Así que, los problemas financieros le van a robar su matrimonio, si usted lo permite. Cuando estamos de acuerdo con nuestros gastos, significa que estamos de acuerdo con nuestros valores, nuestros principios morales, sueños y temores.
Por ejemplo, si su cónyuge le dice que sería bueno tener un seguro de vida y usted está de acuerdo, entonces entre los dos deciden de dónde va a venir el dinero para pagar por él. Eso es unidad. Los dos deben tomar las decisiones financieras cuando se trata del presupuesto.
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El cónyuge que sea más organizado, (a quien yo llamo el Sabelotodo), puede prepararlo; pero las decisiones las toman los dos. El otro cónyuge, (yo lo llamo el Bohemio) es el desorganizado, al que no le gustan tantos números y siempre se le pierden las llaves. No es fácil unir a estos polos opuestos, pero para ganar con el dinero tienen que hacerlo.
Ciertos matrimonios pasan décadas en pleito y tensión sin darse cuenta. Unos lo toleran y otros se van a sus esquinas, como en el boxeo, “tú paga la luz y yo pago el cable”. Más parecen socios de negocios que viven en la misma casa y se acuestan en la misma cama. Esto es la receta para destruir un matrimonio. Pero, no tiene que ser así.
El presupuesto es el pegamento que los va a unir. Es el mapa que los va a guiar hacia la meta de la unidad. En una hoja papel, gasten todo su sueldo del próximo mes. Cada gasto que se hace y cada centavo que entra tienen que quedar por escrito. Ambos cónyuges tienen que hacer su parte para lograr sus sueños.
Cuando encuentran unidad en sus finanzas significa que tienen unidad en su matrimonio. No se olviden, el Sabelotodo necesita al Bohemio y el Bohemio necesita al Sabelotodo.