Las mujeres serían el remedio de las crisis económicas

Una teoría señala que debe haber más equilibrio de género en las bolsas. Ellas tienen mayor aversión a grandes riesgos.
Las mujeres serían el remedio de las crisis económicas

En tiempos de crisis económica mundial hay quienes buscan responsables. Una teoría científica le echa la culpa al desequilibrio entre hombres y mujeres entre los corredores de bolsa.

Según esta postura, la presencia de más mujeres en las bolsas podría hacer que los mercados sean más estables, pues ellas reducirían los niveles de testosterona que, en opinión del neuroeconomista de la Universidad de Cambridge Aldo Rustichini, ocasionan una desmedida competencia y un aumento en el nivel de riesgos.

Portafolio habló con Rustichini, quien se ha interesado en cruzar descubrimientos sobre el comportamiento humano y cómo este influye en la toma de decisiones económicas, el científico encontró que el precio de un activo a transar en bolsa tiende a perder su valor real o inicial cuando quienes efectúan la operación bursátil son, en su mayoría, individuos de un mismo sexo, y concluyó que debido a que casi todos los parqués están conformados por hombres, esto ocasiona una excesiva competencia entre ellos, donde gobierna la testosterona, hormona asociada con la agresividad, reducción del miedo al castigo y, en este caso, a asumir grandes riesgos financieros.

El experto encontró que en el 2005 el porcentaje de analistas bursátiles mujeres en Wall Street cayó dos puntos. Este podría ser el primer indicio de que un cambio en la proporción de mujeres y hombres fue un factor determinante en el desplome. Mientras que los hombres toman decisiones cada vez más arriesgadas, dependiendo de los dividendos que estén logrando, en promedio, las mujeres tienden a mesurarse más y a ser más cautelosas a la hora de asumir riesgos.

LA METODOLOGÍA

Los científicos convocaron a 284 corredores de bolsa entre mujeres y hombres, quienes fueron sometidos a un simulacro de sesión bursátil. Se les dio una acción que costaba 360 francos y un préstamo de 10.000 francos para comprar las acciones de otros, si les parecía favorable.

Se organizaron tres habitaciones que funcionaban como minimercados independientes: el primero, compuesto por 10 mujeres; el segundo, por cinco mujeres y cinco hombres; y el tercero, por 10 hombres.

“Curiosamente, se demostró que las mujeres intentaron ventas a precios inferiores al valor fundamental con mayor frecuencia en los mercados de género homogéneo”, cita el estudio. Lo que no quiere decir que no les vaya bien, ya que se evidenció que, en los mercados de solo mujeres, ellas son más activas (3,7 intervenciones contra 2,4 en el mercado de solo hombres).

Los mercados de solo hombres mostraron tendencia a inflar los precios y a vender más que a comprar. También se evidenció que los mercados de género homogéneo tienden a especular demasiado, haciendo inestable el precio de las acciones transadas, ya sea por precios excesivamente bajos o excesivamente altos.

La estabilidad, una cualidad de los mercados mixtos

Los científicos encontraron que en el minimercado bursátil compuesto por cinco mujeres y cinco hombres la variación en el precio inicial de la acción se mantuvo más estable, ya que el número de intervenciones de los participantes disminuía o aumentaba en presencia del sexo contrario. “Hallamos que las mujeres abandonan su papel competitivo en presencia de los hombres, y ellos distienden un poco la competencia, no tomando decisiones tan arriesgadas, quizá al percibir que también compiten con mujeres”, dice el neuroeconomista, agregando que los mercados mixtos tienen un 60 por ciento menos de amplitud de diferencia entre el precio inicial de una acción y su precio final.
En términos evolutivos, Rustichini resume diciendo que “el efecto más fuerte es el alto grado de aversión al riesgo de las mujeres. La razón para esto es clara en las estrategias de reproducción: un hombre puede tener hijos de más de una mujer, por lo tanto la competencia entre varones es del tipo ‘el ganador se las lleva todas’. El perdedor no puede quedar con nada. Caso contrario al de las mujeres, quienes tienden a escoger una sola opción -ojalá la mejor- que les ayude en el dispendioso proceso de criar a sus hijos”

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