La educación financiera en la empresa

Actualizado el 13 de Mayo 2013
La educación financiera en la empresa

Hace unos meses me encontraba dictando un taller de Planificación Financiera Personal en una empresa muy conocida de Medellín, los asistentes, como usualmente ocurre, eran muy participativos y tenían bastantes preguntas, comentarios y dudas sobre este tema (que si bien atañe a todos por igual, es todavía bastante desconocido en nuestro medio); pero había una persona que se destacaba.

Lo notaba un poco nervioso y exaltado, preguntando y comentando en demasía. Tanto que para no interrumpir el programa le dije que, si quería, habláramos con calma al final. Ramón* se me acercó al final del taller y me pidió el favor de reunirnos un rato ya que quería consultarme sobre su situación particular.

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Una cosa que me llamó la atención al verlo con detenimiento eran las ojeras que tenía; si bien sonreía al hablar conmigo, se le veía como una persona un tanto alicaída y molesta con la vida. Lo primero que me dijo Ramón* es que sufría de insomnio, estrés, dolores de espalda y de cabeza.

Se quejaba de su salario de 1.600.000 pesos al mes, que no le alcanzaba para nada y me dijo que él pensaba que eso era el principal motivo de sus penurias; le achacaba sus males a su empleador y estaba bastante desmotivado.

No quería a su empresa pero no podía darse el lujo de renunciar. Se sentía atrapado. Estaba teniendo problemas con su jefe porque había perdido unas facturas de unos proveedores importantes y no las encontraba por ningún lado. Él mismo sabía que no estaba rindiendo en su trabajo y que no se concentraba. P

ero todos los días iba a trabajar o, mejor dicho, hacía presencia en su sitio de trabajo por ponerlo de una manera más certera. ¡Cuando uno está desmotivado en la vida es muy difícil salir adelante!

Sobre su situación familiar me comentó que su esposa ganaba sueldo mínimo y que tenían tres hijos. Ellos estaban pagando una hipoteca con un tipo de interés elevadísimo y un crédito de vehículo; debían cubrir todos los gastos asociados al carro, al hogar, al estudio de los hijos, servicios, alimentación, salud, y demás. Y, por supuesto, tenían deudas gigantes con las tarjetas de crédito.

A Ramón*, obviamente, no le alcanzaba la plata, nunca podía llegar a fin de mes y vivía endeudándose cada vez más y más; Tanto, que llegó a un punto en donde tenía las tarjetas de crédito al máximo, no pudo pagarlas y lo reportaron en centrales de riesgo, le embargaron parte del salario, y lo dejaron del cuello. Por supuesto, la “única salida” que vislumbró, fue la de meterse con agiotistas y con otros créditos informales.

Esa era la situación de Ramón* al momento de hablar conmigo, pero me comentaba que al asistir al taller que le dio su empresa sobre Planificación Financiera Personal vislumbraba una posibilidad de salir del hueco en donde se encontraba. Así que tomó la decisión de poner todo su empeño y esfuerzo en seguir las indicaciones y recomendaciones dadas. Ya peor no podría estar, así que, ¿por qué no intentarlo?

Deseándole suerte nos despedimos y lo felicité por su iniciativa; estaba seguro de que si de verdad lo quería iba a poder lograrlo (aunque no sería nada fácil). Ahora bien, imagínense una empresa donde la mayoría de los colaboradores se encuentran en la situación en la que se encontraba Ramón*

¿Cómo creen que será el ambiente de trabajo, la motivación de los colaboradores y -a fin de cuentas- los resultados de la empresa? Y, por otro lado, imagínense una empresa donde los colaboradores son personas educadas financieramente, motivadas y comprometidas con su empresa.

Personas que no tienen problemas financieros y que tienen una buena calidad de vida. ¿Cómo creen que será el ambiente de trabajo, la motivación de los colaboradores y -a fin de cuentas- los resultados de ESA empresa? Y, más aún, si las herramientas para lograr esa calidad de vida han sido facilitadas por el empleador.

“Las empresas que proveen programas de educación financiera a sus colaboradores tienen resultados que incluyen una mejora en la productividad, en la moral del empleado y en la lealtad a la empresa, todo esto mientras reducen el absentismo, la rotación de personal, las distracciones en el puesto de trabajo y el riesgo operacional a lo largo de la compañía. Los programas de educación financiera tienen el efecto de contribuir en miles de millones de pesos anualmente a los resultados de la empresa. El ROI tiene un retorno de 3:1 aproximadamente”. (Personal Finance Employee Education Foundation www.pfeef.org)

¿Saben qué ha pasado con Ramón*?

Hace unos días la empresa mandó a Ramón* a Bogotá por trabajo, me llamó y quiso acercarse a mi oficina. Sigue ganando la misma cantidad de 1.600.000, la esposa continúa con el salario mínimo, y siguen teniendo tres hijos. Pero ahora, su vida es otra. Ramón y su esposa refinanciaron el crédito de su casa, vendieron su vehículo, salieron de todas las deudas con los agiotistas y lograron un acuerdo de pago con sus acreedores formales. Ahora hacen un presupuesto semanal ¡y lo cumplen! Están en el camino a la tranquilidad financiera y a una mejor calidad de vida. Ramón es un claro ejemplo de que ¡sí se puede!

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