
Todos parecen odiar el crédito, pues a nadie le gusta estar endeudado. La verdad es que más que un enemigo, el crédito puede ser una herramienta que le permita solucionar algunos temas, pero la clave estará en cómo usarlo.
Lo que normalmente hacen las personas es culpar a las instituciones financieras cuando se dan cuenta de que no pueden afrontar sus obligaciones financieras, es decir, no les alcanza para pagar la hipoteca, el crédito del carro o el préstamo que solicitaron. Sin embargo, la verdadera responsabilidad está en cada uno y en la forma en la que ven sus deudas.
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Si está pensando en solicitar un préstamo en el tiempo próximo, intente responder estas preguntas para comprobar si realmente vale la pena hacerlo:
1. ¿Tengo otras deudas que debo cancelar y que estoy pagando mes a mes?
2. ¿Al adquirir este crédito me arriesgaré a descuidar algunos gastos importantes como la comida, el alquiler o el pago de servicios?
3. ¿Usaré ese dinero en algo que es necesario o que realmente deseo? (Aquí debe tener cuidado, pues puede que algo no sea completamente necesario, sino más bien un gusto, pero que esté en la situación de poder afrontarlo, por lo que valdría la pena ir por ello)
4. En los próximos meses, ¿habrá gastos importantes que realizar? (por ejemplo, inicio de clases, mantenimiento del auto, renovación del seguro, etc.)
Evalúe sus respuestas para entender lo que le muestran: ¿Está o no en situación de asumir una nueva deuda? Si las respuestas son positivas y está listo para optar por ese crédito, hágase un último cuestionamiento: ¿Estoy 100% seguro de que la opción que escogí es la correcta?
Es decir, entre todas las instituciones financieras, ¿escogió bien? Si no está seguro, intente comparar sus opciones primero.