A diferencia de lo que muchos creen, los presupuestos no son como carceleros o verdugos que vienen a quitarle toda la diversión a su vida financiera. Por el contrario, son esa ayuda que necesitamos para administrar mejor nuestro dinero y hábitos económicos.
Para algunos, los gastos impulsivos en el día a día se han vuelto su forma de vida y aunque saben que sería mejor modificar esa costumbre, tienen miedo de la rigidez que podría traer la elaboración de un presupuesto y sospechan que no durarían ni un mes bajo ese régimen.
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Lo cierto es que eso sucederá si intenta tapar el sol con un dedo. Un presupuesto no es aquella pócima mágica que tomará y de un día para el otro se convertirá en la persona más sabia en cuanto a la administración del dinero se trata. Por el contrario, se trata de aquella herramienta que le ayudará a ajustar, poco a poco, aquellas costumbres que no le hacen bien a su cartera.
Y esa es justamente la clave para que tenga éxito al intentar regirse por un presupuesto: Que vaya poco a poco. El ahorro no es la meta máxima del presupuesto, sino establecer un orden. Para que no abandone la carrera antes de llegar al mes, lo ideal es que su presupuesto no solo incluya un porcentaje de ahorro, sino también uno dedicado a la diversión, es decir, que también gaste en aquello que le hace feliz.
Pero cuidado, que la idea es hacerlo con moderación. ¡No se limite de manera exagerada! No tiene que ahorrar en un mes lo que no ha logrado ahorrar en diez años. Y por supuesto, elija bien la cuenta de ahorros en la que colocará su dinero, sino terminará siendo como si no hubiera ahorrado nada. Compare sus opciones utilizando el comparador de ahorros de Comparabien.