¿A quién darle una tarjeta amparada?

La posibilidad de solicitar una tarjeta de crédito amparada es algo que los bancos le ofrecen pero que no debe ser tomado a la ligera. Se trata de un plástico “adicional” que puede pedir para ser otorgado a la persona que usted elija.

Luego, esta persona podrá usar la tarjeta de la manera que quiera porque su firma es tan válida como la suya y todo se carga a la línea de crédito del propietario.

Es común que los padres entreguen una tarjeta amparada a sus hijos para ser usada en caso de emergencia. Siempre brindando las instrucciones del caso.

Pero, ¿es prudente darle una tarjeta adicional a alguien? Lo es siempre y cuando estemos completamente seguros de que la persona a quien se la damos, no nos perjudicará. Así que si está pensando en hacerlo, primero evalúe el perfil del beneficiado. Para hacerlo, conteste a estas preguntas: ¿Maneja bien el dinero? ¿Tiene muchas deudas? ¿Suele hacer compras por impulso? ¿Cada vez que lo ve le cuenta sobre la nueva compra que hizo? ¿Está atrasado en sus pagos?

Si no sabe cómo responder a estas preguntas, probablemente es porque no conoce muy bien a esa persona y ese ya es un punto en contra. Por otro lado, a veces se piensa que cuando se trata de familiares no hay ningún problema; sin embargo, ¡es cuando más debemos tener cuidado!

Muchos creen que por ser familia, no habrá problema en asumir las deudas del otro. ¡Cuánta equivocación! En caso de que quiera otorgarle esa tarjeta a algún amigo por alguna situación especial, evalúe los años de amistad que llevan. No siempre se recomienda esto porque no comparten otro vínculo que no sea su amistad, así que piénselo bien.

La tarjeta amparada es útil cuando una persona está bajo la responsabilidad de otra (como en el caso de los padres y los hijos) o cuando no está en posibilidades de solicitar una pero desea comprar algunas cosas y puede pagarlas. Y así como es importante elegir bien la persona a la que se la daremos, es igual de importante elegir la tarjeta de crédito que más nos convenga.

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