Los cuatro lenguajes del ahorro

Los colombianos preferimos realizar compras suntuarias con el dinero ahorrado (comprar carro, remodelar la casa, irnos de vacaciones, estar a la moda) a invertir este dinero a futuro en un retiro seguro con ingresos dignos.
Los cuatro lenguajes del ahorro

Si la felicidad se relaciona con el consumo, Colombia efectivamente es uno de los países más “contentos” del mundo.

A pesar de haber presentado algunos síntomas de desaceleración en el gasto que se vieron reflejados en la disminución de las ventas de automóviles, electrodomésticos, productos de cuidado personal, vestuario y vivienda, lo cierto es que el consumo de los colombianos, en comparación con el ahorro, continúa siendo mayor.

Con un porcentaje destinado al ahorro que cercano al 10%, nuestro país se ubica, en términos de previsión, en el puesto 50 entre 52 economías desarrolladas en el mundo, al analizar lo depósitos bancarios de cada país con relación su respectivo Producto Interno Bruto (PIB).

Es evidente que en Colombia el incremento salarial no es proporcional al aumento de los impuestos y del costo de vida en general y que esta situación dificulta la práctica del ahorro; Pero a esto le sumamos que lo poco que ahorramos lo hacemos para el presente y no para el futuro, pues es común que una vez alcanzamos cierta solvencia en nuestra “alcancía” de inmediato empezamos a planear vacaciones y muchas veces hasta terminamos haciendo compras innecesarias.

Los colombianos preferimos realizar compras suntuarias con el dinero ahorrado (comprar carro, remodelar la casa, irnos de vacaciones, estar a la moda) a invertir este dinero a futuro en un retiro seguro con ingresos dignos.

Esta es tan solo una de las tantas razones que existen para afirmar que en Colombia el ahorro está íntimamente ligado con el consumo y que en nuestro territorio este término no corresponde a la definición real: “ahorro es la parte de la renta que no se destina al consumo”

Pero en el mundo la palabra ahorro toma diferentes significados que se relacionan profundamente con el tema cultural de cada una de las naciones. Lo que para los colombianos puede ser ahorro muy seguramente para los alemanes no. Lo que para nosotros puede ser prioridad posiblemente para un oriental no sea más que un gasto innecesario.

Juzguen ustedes mismos por qué nuestro país no encabeza los primeros lugares. Estas son las razones por las que ellos son los reyes del ahorro en el mundo:

1. China

La tasa de ahorro en este país es la más alta al rodear el 38% de su PIB. El motivo principal del ahorro para los asiáticos es la prevención.

La numerosa población en China, las bajas coberturas sanitarias y el desempleo, ocasionaron que las familias incrementaran su tasa de ahorro para hacer frente a situaciones imprevistas de enfermedad o pérdida de empleo.

Igualmente el gasto del gobierno en temas como educación y pensiones es muy reducido por lo que los ciudadanos se ven obligados a realizar prácticas de ahorro para poder darles educación de excelente calidad a sus hijos y garantizar una buena jubilación, que bien puede ser para ellos mismos o para sus familiares.

Por otra parte, el mercado financiero no está muy desarrollado en China, por lo tanto acceder a créditos para adquirir bienes duraderos es difícil al igual que contratar seguros que les permitan cubrir riesgos; por esta razón los ciudadanos chinos sólo tienen la opción de ahorrar para hacer frente a dichas compras y eventualidades.

2. Suiza

A mayor solidez económica mayor nivel de ahorro es quizá la premisa que encaja perfectamente con este país.

Suiza es uno de los diez países con mayor ingreso per cápita del mundo y por tanto su nivel de ahorro uno de los más altos: 14,3%. Es uno de los países más conservadores de Europa y sus ciudadanos se caracterizan por satisfacer en primer lugar las necesidades básicas y después adquirir vivienda e ir construyendo un patrimonio financiero.

Los suizos prefieren ahorrar en cajas de pensiones que en el mercado de valores, debido a que evitan realizar transacciones que consideren riesgosas. Los ciudadanos suizos adquieren créditos personales e hipotecarios que estén al alcance de su presupuesto y evitan a toda costa incurrir en deudas que no puedan solventar.

3. Irlanda

El milagro irlandés es real. Irlanda pasó de ser el país “pobre” de Europa a tener el segundo PIB per cápita del viejo continente y a ocupar el sexto lugar en el índice de calidad de vida del mundo.

Para hacer posible este cambio, el estado gestionó planes económicos con el propósito de atraer y promover la inversión extranjera en aquellos sectores considerados como estratégicos para el país y potencializó la educación de sus ciudadanos, con el fin de fortalecer las ventajas competitivas del país frente al mundo.

La elevada tasa de ahorro que el estado estableció en Irlanda jugó un papel fundamental en el desarrollo de la nación, ya que le permitió al país contar con una alta capacidad de financiación que se ha visto reflejada en la economía personal de sus ciudadanos. Tal vez el atravesar una dura crisis económica en el pasado hizo que los irlandeses fueran conscientes de la importancia del ahorro y la previsión; ellos se acostumbraron a pensar siempre a futuro, a estar preparados para las crisis y a “guardar dinero” para los eventos inesperados.

Es por esto que quizá la tasa de ahorro se cuadruplico en los últimos dos años como respuesta a la crisis financiera y situó al país en el tercer lugar de los ahorradores con una tasa del 12,3%.

4. Alemania

Los alemanes ahorran en promedio el 11,7% de su salario. Sorprendentemente las prácticas de ahorro son más notorias en los jóvenes, quienes están motivados por destinar este dinero al pago de sus estudios, al aprendizaje de nuevos idiomas, a los viajes y, como buenos alemanes, a la compra de automóviles.

Al igual que los orientales piensan en el futuro, son previsores y la mayoría cuenta con un plan de pensiones. Los alemanes son conocidos por su afán de buscar seguridad, son temerosos al riesgo y amantes de la liquidez. Por si fuera poco son los más trabajadores del mundo y por ende tienen un ritmo laboral exigente que les impide realizar actividades de ocio que demanden elevadas sumas de dinero.

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